Después de la resaca del Brexit y el
26J
Por: Alexander Muñoz/
Valencia Sp/Jun-27 de 2016
Después
de la resaca nos queda conformarnos con tomar agua de lima con hielo, o
deshidratantes para que nuestro hígado vuelva a retomar su función. Eso decía
los consejos de la abuela. Y
después de la contienda electoral siempre queda para algunos un sabor amargo y un desazón que podría rayar
entre tristeza y desconcierto, para otros la incertidumbre, otra resaca.
Después
de las elecciones no queda más remedio que recibir consejos, y uno de ellos va
dirigido a las izquierdas progresistas que se unieron para presentar una
posible alternativa que atajara los oprobios, engaños y sumisión del pueblo
español; y es dejarlos que gobiernen como quieran.
Hay
varias razones, una de ellas es que el
club de los 27 países de la unión se va debilitando y se van encontrando
verdades como las del Tratado Transatlántico e inversiones (TTIP) un acuerdo
comercial que perjudicará el agro, las medianas y pequeñas empresas y traerá
más miseria y precariedad en salarios; se seguirá privatizando y se continuará
recortando en salud, educación, y en sí, se verán disminuidas y afectados todos
los servicios sociales. Este tratado EU vs EE.UU pretenderá equiparar las normativas para
que se garantice entrar en esa modernidad capitalista arrasadora y privatizadora sin piedad alguna al pueblo que verá no
solo recortes en servicios sociales,
sino el alza en tarifas de servicios públicos y por supuesto la subida del IVA
a los productos de primer orden en la canasta familiar; éste acuerdo bilateral entre EE.UU y la Unión
Europea será el nuevo caballo de Troya. Podría seguir enumerando razones por
las cuales el próximo gobierno seguirá ajustando y llevando dolor a las
familias empobrecidas, las políticas de ajustes fiscales venidas y recomendadas por la EU obligarán al
gobierno en funciones a apretar más el cinturón.
El
Brexit va seguir causando altibajos en la economía y desestabilización en los
gobiernos, vendrán más líderes solicitando se haga la consulta popular para
salir del acoso y de las malvadas políticas que lidera la UE. Es así que ya no es la izquierda mal llamada
populista la que enarbole la bandera del OUT of EU, o el Brexit; ahora vemos que es una buena arma para enfrentar
elecciones populares ya demostrado en
England con partidos de derechas e independentistas que han utilizado la xenofobia
y avivado la Independence como arma letal para ganar el referéndum. Un fenómeno excepcional, los viejos queriendo
defender las garantías justas, económicas, políticas y sociales los que han
llevado a conquistar el sí del Brexit.
Los
bancos en especial, los políticos, los dueños del poder en la sombra, y los
medios de comunicación han jugado preponderantemente para atemorizar y para
hacer comparativos significativos en el que se atiende un terremoto
institucional, político y económico del club de los 28; pero la pregunta es si éste maremoto toca la economía inglesa cuando
ésta no depende de la unión Europea.
David Camerún y sus antecesores jamás aceptaron el euro. El primer ministro
Cameron jamás ha aceptado el movimiento de fronteras schengen, mucho menos
aceptó la revulsiva crisis de refugiados
sirios repartidos como tarta por la EU.
España
no fue ajena a ese tsunami, a esa onda expansiva; esa onda explosiva que llegó a incidir en la
contienda electoral del pasado 26 de junio.
No era mentira que la izquierda progresista se tomara el poder por
asalto sin armas, con la ilusión del pueblo que ha sido sumido en la más precoz
miseria nunca antes visto en la historia de la península Ibérica. Todo estaba
listo, hasta pudimos observar por las televisiones las caras largas de los
politiqueros de turno esperando el asalto, y otros el zarpazo en el poder, o el
sorpasso. Vimos con atención y no se le dio importancia a aquellos que hicieron
del árbol caído, leña. Caso Venezuela, por más que compararon un posible
gobierno a la venezolana, la gente no dio crédito, y las encuestas hasta última
hora dieron la tendencia ganadora a las izquierdas progresistas mal llamadas populistas
y extremistas. Y claro, ganó el Brexit y no fueron populistas ni extremistas,
nada menos que la ultraderecha rancia
venciendo lo que ellos mismos se han inventado. Y en España los viejos
que tenían que romper con la masacre laboral, ir en busca de las justas
conquistadas a base de luchas en las calles, cayeron nuevamente en la trampa y
se resignaron a seguir perdiendo lo que un día habían ganado. En un costado
(England) los viejos defendiendo su país, su cultura y su economía y en la otra
orilla (España) los viejos e
intelectuales bajándose los pantalones y en genuflexión permitiendo que el
partido de gobierno se ufanara con la subida de votos.
Lepen en Francia atiza la hoguera y se alista
no como una populista endemoniada, o una extremista de izquierdas a tomarse las
calles y las plazas, sino con la bandera de
la ultraderecha queriendo abrir camino en ese río revuelto de la danza
del euro y del dólar; la defensa de la soberanía, la defensa de los derechos
humanos y la defensa de la economía son
el asta que sostiene su bandera.
Serán las políticas mal encaminadas de la EU el caballo de batalla para arrebatarles
el poder a estos socialistas descafeinados que solo se han engordado a nombre
del socialismo. El mismo socialismo
hipócrita y mentiroso que después del 20 D en España no quiso armar gobierno de
izquierdas y que mañana igual querrá armar gobierno progresista con ellas a
cambio de nada. De ahí que después de la resaca, la propuesta general es dejarlos que
gobiernen. El arte de la política es el
arte de saber administrar, saber gobernar, pero también es el arte de saber
esperar. Yo si estoy seguro que la campaña anti-Brexit ha jugado un papel preponderante para que el
pueblo se hubiese asustado y diera la espalda a un nuevo modelo de país, un
país viejo y ruinoso que es hazmerreir no solo del club de los ahora 27, sino
de toda Europa. Las encuestas se equivocan con un margen muy pequeño, pero no con
una diferencia tan aberrante, en cambio una mentira repetida descoloca la razón. A José Luis Rodríguez Zapatero también lo
salvó una onda expansiva, el terrorismo lo llevó a voltear las encuestas tres
días antes de las elecciones generales de 2004.
Ya se daba por vencedor al hoy falaz y mordaz Mariano Rajoy; en esa ocasión Rodríguez Zapatero alcanzó 164
diputados, el partido azul se dejaba más de 30 escaños, los mismos que las
encuestas auguraban a Unidos podemos sino hubiese sido por ese coro a unísono
de que dice: ahí “viene el demonio y nos
llevara a otro infierno”.