ADEUS LUKAS
La fiesta de la democracia se vivió en toda la península Ibérica,
y Segorbe como todos los ayuntamientos no fue ajeno a pasar el bastón de mando de
una mano a otra. Los segorbinos en
festejo y con sonrisa a flor de piel recibieron pues al burgomaestre Lic.
Rafael Magdalena, y como el cuento de
los hermanos Grimm ya se sabía el final feliz del nuevo mandato, una vez
depositada la confianza del pueblo en las urnas. Los nuevos gobernantes hicieron
conocer una vez terminados los comicios la intención de quitarle la silla al todo
poderoso Lic. Rafael Calvo, quien terminada la jornada democrática había hecho
conocer por los medios el descalabro en las elecciones municipales la pérdida del sillón y la mayoría del concejo
municipal.
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Si había vecinos que no son
brujos que vaticinaron la derrota de los
azules, y la entrada de los rojos. Se venía
cocinando en encuestas nacionales y locales, lo que a muchos no les cogió por
sorpresa el asalto a la casa consistorial del omnipotente y omnipresente Rafael
Calvo. La gente no es que sea malagradecida con el ex-alcalde Calvo, si bien es
cierto en los últimos 10 años la ciudad ha mejorado notablemente, lo que si no
es cierto es que no haya habido dinero para hacer obras y mantener la ciudad en
condiciones normales, ya que los impuestos y las multas no se dejan de pagar. Igualmente
ha tenido un equipo del mismo partido de gobierno de la comunidad valenciana
donde las ventajas de Segorbe sobresalen a los demás pueblos.
La gente que demostró mayoría de
cambio estaba hastiada y cansada no tanto de las denuncias y la corrupción vista
por televisión; la gente quería un cambio porque el ayuntamiento ya venía
arrastrando una dictadura de 20 años donde los medios de información se habían convertido
en medios de desinformación, habían perdido
la profesionalidad y decían solo lo que el burgomaestre ordenaba. Igualmente los subalternos, concejales y
equipo de gobierno se habían convertido en Dioses y en algunos casos la ley solo para el más tonto. No
caminaban, levitaban. Ya habían empezado a gozar con el dolor ajeno; la prepotencia y la mentira era el pan de cada día y los abusos de poder
eran ya la comidilla del pueblo en los corrillos de esquina; les falto humildad
y untarse de pueblo. Y como dijera el cuento, adeus Lukas.
Por:
Alexander Muñoz/Segorbe Sp/junio 15
de 2015
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